Siempre que hablamos de humanizar las marcas nos referimos a tener un sentido un propósito, imprimir alma a la marca, espíritu que ilumine su camino. Hoy en día los seres humanos quieren saber el origen, el por qué y para que de las cosas.
No sólo quedarnos en el tema mercantil de la transacción y de experiencia de marca; si no como la marca cuida de su personal, de sus proveedores, de la comunidad de su alrededor, del medio ambiente.
Hoy en día las marcas deben tener consciencia, buen trato hacia las personas, contar una historia que conecte a sus usuarios con ella. Que trascienda su experiencia y su relación con la marca por encima de una transacción monetaria.
Es por eso por lo que quede muy decepcionado al visitar este fin de semana un parque recreativo administrado por una de las cajas de compensación del departamento de Antioquía, Colombia. Donde pude comprobar de primera mano, que su marca no está humanizada.
Primero que todo me impresionó como al realizar un recorrido ecológico, el guía nunca nos habló de la fauna, flora del lugar. A pesar de estar en un lugar tan bello, rodeado de tanta biodiversidad, de la historia de nuestros antepasados, de cómo forjaron nuestras raíces y nos imprimieron esa herencia de trabajo al pueblo Antioqueño.
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El guía solo en el recorrido ecológico hablaba de lo material de las hermosas instalaciones de las piscinas y toboganes, dejando a un lado la naturaleza y las historias que era lo más importante.
Sentí que fue un recorrido sin alma, sin sentido, como por hacer una actividad más, no como una oportunidad de presentar el ADN de la marca y de resaltar su sentido humano como ejemplo en el departamento de bienestar y salud para nuestra sociedad.
Al preguntar al guía y sus superiores sobre la naturaleza del parque y su historia alrededor. Solo me dijeron que estaban pendiente de recibir más presupuesto para elaborar mejor la actividad ecológica. Como si para conocer las especies de plantas y animales e historia del lugar, necesitaran plata. Solo necesitaba interés y curiosidad por estudiar su entorno y ponerlo en conocimiento de los turistas durante el recorrido.
Lo que a mí modo de ver lleno el vaso de la deshumanización de la marca, fue a la hora de comer. Me sorprendí de no encontrar ni una fruta para la venta en un lugar rodeado de árboles frutales y de ser reconocido su población por el cultivo de fruta.
No entendí por qué la caja de compensación no le abra espacio en sus instalaciones a los campesinos y artesanos del municipio, de mostrar sus idiosincrasia y sabiduría a través de sus alimentos y artesanías. Lo único que encontrábamos de alimentos eran las grandes marcas de siempre que nos uniforman y nos quieren poner a todos a comer lo mismo sin sabor, ni alma, por qué no alimentan, no producen alimentos como los campesinos, si no ultraproceados.
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Creo que es decepcionante que la caja de compensación apoye primero a las grandes empresas que a los campesinos de la región.
Y peor aún que dentro de su propósito como empresa sea mejorar la salud y bienestar de sus afiliados y a la hora del almuerzo nos ofrezcan un jugo en caja con químicos, en vez de un jugo natural fresco y saludable. En estos detalles podemos observar cómo su marca no cumple su propósito y no valora a los campesinos y pobladores de la región, como lo haría una marca humana.