En el mundo de las bebidas siempre se a hablado de los 5 sabores de la lengua el: Dulce, salado, ácido, amargo y umami. Pero la verdad es que descubrir sabores salados en el vino no es tan fácil, aunque en el café puede ser más usual en lotes de café muy tostados y con más de 6 meses de tostion.
La verdad es que la tendencia de sentir más sabores salados en el mundo del vino y el café de especialidad está aumentando con el cambio climático, debido a que los ríos que bajan de la cordillera de los Andes cada ves se adelgazan y por tanto cargaran con mayores concentraciones de sal.
En el mundo de los vinos al salado, cuando es un dato y no domina el paladar, se lo considera un valor positivo. En algunos vinos subidos de sales, incluso, es un indicio de carácter. Pero es importante tener en cuenta que, cuando los catadores hablan de vinos salinos, se están refiriendo a algo muy distinto que a los vinos salobres. En el mundo del café de Especialidad también aplica.
Salobre y salino, pues, son cosas diferentes ¿qué son los vinos salinos? Suele describirse cierto perfil que se expresa, sobre todo en los blancos, como una ligera sequedad en la lengua: como si al cabo de beber un sorbo, desapareciera la sensación de cierta cremosidad y arrobo que provoca el alcohol y fuesen reemplazadas por un poco de tiza o talco, que pone la boca a seco.
Contrariamente a los vinos salobres, los vinos salinos son valorados positivamente. La razón hay que buscarla en que suman textura, una sensación que adiciona una capa de sensaciones. En los vinos salobres, en cambio, la sal realza los sabores, pero no adiciona nada. Si ese punto de sal es creciente, domina la boca como la domina en la comida un exceso de sal. Y es ahí cuando se penaliza.