A partir del primero de noviembre de 2023 comenzó a regir en Colombia el impuesto saludable, el cual tiene como propósito desestimular el consumo de comida chatarra, a través de un cobro del 10% a los productores e importadores de estos productos en el territorio nacional. Este comenzara con un impuesto del 10% en el 2023, del 15% en el 2024 y del 20% en el 2025.
Como la mayoría de importadores y productores no van a reducir su margen de ganancia, este impuesto lo terminan pagando los consumidores en la compra de estos productos. Y es por eso que a partir del 1 de noviembre vamos a ver un aumento de precios en estos productos en los puntos de venta del orden de un 10%; o más como en algunos productos como chicles y confites donde los productores redondean el aumento por encima por el tema de la devuelta.
Cuales son los productos que se gravan con este impuesto, todos los alimentos que exceden los niveles de sodio, azúcar, grasas y edulcorantes permitidos por el ministerio de salud. Por lo cual estos productos llevan unos sellos en sus empaques para identificar cada uno de estos excesos. Puede ocurrir que un producto lleve hasta los 4 sellos o uno solo, e igual por contener un solo sello debe pagar el impuesto saludable.
El impacto de este impuesto en los consumidores, especialmente en las personas de mas bajos ingresos y en los propietarios de tiendas de barrio puede que sea mas alto a corto plazo, pero a mediano y a largo plazo va a ser beneficioso para mejorar nuestra salud, y más si lo aprovechamos como una oportunidad para mejorar nuestros hábitos alimenticios.
El cambio de nuestros hábitos alimenticios necesita tiempo para cambiar creencias, interiorizarlo, practicarlo y crear consciencia. Lo bueno es que el impuesto se convierte en un estímulo, que, al tocarnos el bolsillo, incentiva a disminuir el consumo de estos productos gravados y a buscar sustitutos.
Para la gran mayoría de personas de bajos ingresos, que es la mayor proporción de la población colombiana, buscar un sustituto a los productos gravados por este impuesto, es precisamente cambiar sus hábitos alimenticios de tomar gaseosa a tomar agua o aguapanela, de tomar jugos envasados a tomar jugos naturales, de usar caldos empacados a hacer sus propios caldos con hueso, de comer salchichas a comer chorizos caseros, de salsas procesadas a hacer nuestras propias salsas, de cambiar el mecato como llamamos los Colombianos los: Chitos, boliquesos, ponke ramo, galletas saladas, galletas dulces, confites por frutas o dulces caseros.
Para las tiendas es una oportunidad para comenzar a vender mas alimentos y menos ultraprocesados que son los productos que llevan los sellos. Si las tiendas emigran a vender sus propios productos mejoran su margen y su oferta saludable.
Como el caso de la tienda de Juaco en la vereda la delgadita en Amaga Antioquia versus la Tienda de Doña Marina. Juaco vende solo productos de grandes marcas que no son perecederos y que le dejan poco margen como: Gaseosa, cerveza, choco ramo, pony malta, confites, papitas de paquete. En cambio, Doña Marina vende mazamorra, dulce de guayaba, arequipe casero, aborragados, empanadas, patacones, guandolo. Lo que la hace diferente, entregándole mayor valor a su cliente y mayor rentabilidad por cada alimento que vende a pesar de que le debe invertir más tiempo por que los hace desde 0. A diferencia de Juaco que no agrega valor y no se diferencia por que vende lo mismo que en todas las tiendas.
El consumidor ve estas diferencias, y en el caso de los ciclistas que son los mayores clientes de estas dos tiendas. Se pasan de una pony malta y chocorramo a una mazamorra con dulce de guayaba y bocadillo que es más saludable.
Igual sucede con los consumidores, sobre todo los que tienen sobre peso que al ser mas sensibles a estos cambios de hábitos. Por tener descalibrado su hipotálamo, el órgano que rige la saciedad por el alto consumo de azúcar, les cuesta más trabajo. Lo bueno es que el impuesto saludable se convierte en una oportunidad, por qué comienzan a ver que todos los productos que consumen con frecuencia están gravados con sellos y que cada vez les cuestan más dinero. Entonces pueden comenzar a leer las etiquetas nutricionales, a aprender a cocinar, a disfrutar mas los alimentos sin comer en automático por saciarse como lo hacían anteriormente.
También es una oportunidad para las empresas importadoras y productoras que tienen como reto reformular sus productos y disminuir los sellos para ser mas competitivos y saludables en el mercado.