De los grandes ríos que nacen en el Páramo de Sonsón, Rio Verde no es uno, si no dos, Rio Verde de los Henao y Rio Verde de los Montes.
Estos dos Ríos con el Santo Domingo y el Rio Melcocho son los que forman la cuenca del Samana, el único gran rio del Oriente antioqueño que no está intervenido por una represa y que se comió al Río Nare que llegó a hacer el Rio más grande del oriente Antioqueño, este ultimo decayó por la construcción del embalse el Peñol Guatapé.
Estos Ríos no solo tienen magia por sus aguas y biodiversidad, si nos por sus gentes, campesinos de admirar por su forma de ver el mundo y de comportarse ante el.
Estos campesinos viven en comunidad apoyándose entre ellos, comunicándose en el camino, pues para llegar a estos Ríos y veredas no llegan carros a motor como la tradicional Chiva, solo llegan las mulas y en algunos casos tractor. Porque no tienen carreteras, si no caminos que los comunican.
Precisamente está diferencia hace que estos campesinos sean personas formadas a la antigua, enseñadas a vivir del campo y conectadas fuertemente con la naturaleza, no con una moto para salir del campo e ir al pueblo.
Aquí cuentan que no les pego el COVID, que nadie murió por eso, a pesar de que con toda seguridad a más de uno le dio, porque perdieron el olfato y el sabor de la comida. También dicen que pocos se enferman y en realidad debe ser así, porque para salir de estás veredas al pueblo son más de 4 horas de camino.
Este aislamiento también les a permitido mantener su templanza, su buena actitud para trabajar, el cuidado por sus recursos naturales y por sus tradiciones.
Por eso en estos lugares es común que un campesino se dedique a producir a la vez caña, café y a criar ganado. Porque no hay forma de especializarse en un cultivo por falta de trabajadores, por el terreno tan agreste y el no uso de químicos. Les toca hacer un poco de todo respetando la naturaleza y sacando poco pero de calidad, por qué es lo mejor que se puede hacer con tan poco.
Las personas que viven en este territorio no se asfixian al caminar grandes alturas, están tan acostumbrados a tener retos para caminar como para trabajar. Tampoco pierden sus tradiciones, ya que producen sus propios alimentos como: Arepa, queso, frijol, chocolate, pollo, cerdo, mazamorra, yuca, dulces de guayaba, arequipe y hasta su propio licor Tapetusa.
También saben para dónde van y qué quieren, porque le apuestan al turismo, mejorando sus casas, sus charcos, caminos y sus conocimientos de guianza. Saben lo valioso que tienen que es su autenticidad.
Dentro de su mentalidad, ven el mundo, claro, saben que solo dependen de ellos mismos, son conscientes que nadie les va a regalar nada, no buscan que el gobierno les otorgue subsidios, si no que inviertan inversionistas en su territorio en vías y en cultivos como el limón Tahiti y la piña para sacar adelante su territorio.
