Estamos obsesionados por las calorías y siempre pensamos que consumir menos calorías nos hace mas bien para la salud y la verdad es que no siempre es así.
Por que mas importante que consumir menos calorías es alimentarnos bien y parte de alimentarnos bien también es consumir algunas calorías y sobre todo alimentos no ultraprocesados. Es decir, debemos pensar menos en las calorías y mas en los procesos que tienen los alimentos, ahí es donde podemos encontrar cuales son los alimentos que son más sanos.
Los seres humanos hemos tenido una evolución, que vienen de los antiguos Nerdentales y Homo Sapiens fueron diseñados para vivir en las sábanas de África y alimentarse de frutas y semillas silvestres. Vivian como recolectores, eran omnívoros no comían animales y por eso debían ser nómadas para desplazarse y buscar alimentos. Luego con el descubrimiento del fuego, pudieron coser los alimentos de la caza de animales y se convirtieron en carnívoros.
Y alrededor del fuego construyeron un refugio que les permitió protegerse del clima y de animales salvajes. Luego con el descubrimiento de la agricultora pudieron asentarse en territorios con las cosechas de granos como el trigo y el maíz que les permitió dejar de desplazarse para conseguir alimentos.
Es decir, siempre los seres humanos hemos necesitado calorías para poder tener energía para la búsqueda de alimentos, y las calorías han funcionado como una reserva para aguantar las épocas bajas en alimentos. Es parte del ciclo natural. El cual también sucede en los animales, que todo el tiempo están en búsqueda de alimentos.
Por lo cual los seres humanos no fuimos diseñados para estar todo el tiempo en un escritorio sin ejercitarnos y comiendo comida chatarra para calmar el hambre y la ansiedad. Esta forma de vida es la que a creado la obesidad y todas las enfermedades asociadas a la obesidad como el cáncer, diabetes, hipertensión. Es precisamente por eso que en la antigüedad era raro encontrar seres humanos obesos o hoy en día animales salvajes obesos.
Es por eso por lo que, con el consumo de una simple cerveza, podemos analizar que tanto la cerveza engorda y cuantas calorías tiene.
Las cervezas bajas en calorías apuntan a ese público que busca alimentación más saludable, pero la pregunta aquí es si de verdad es saludable la cerveza baja en calorías que consumimos. Todo esto nos podría llevar a pensar que si existen las cervezas bajas en calorías.
La clave está en saber qué son las calorías, de dónde provienen, para qué sirven y, fundamentalmente, cómo las administramos en función de nuestro bienestar.
¿Qué son las calorías y cuántas están bien?
La caloría es una medida de energía. Al comer, a través de los alimentos, incorporamos al organismo materia prima para que ésta produzca la energía que necesitamos para vivir. En este sentido, las calorías miden la energía que nos proporciona un alimento a partir de los carbohidratos, las grasas, las proteínas y el alcohol que contiene.
Acerca de cuántas calorías necesitamos consumir por día, dependerá fundamentalmente del tipo de vida que lleve cada uno, del organismo de cada uno y del estado de salud general de cada uno.
Hay, no obstante, un indicador promedio que establece que una persona necesita consumir entre 1500 y 2500 calorías por día. Por supuesto, no será igual la demanda de energía de una persona que trabaja sentada todo el día frente a una computadora que la de otra que realiza un trabajo más físico.
También, la necesidad de calorías será diferente para aquellas personas que realizan alguna actividad deportiva intensa, los que dan paseos en bicicleta y los que ni siquiera salen a caminar.
¿Cuántas calorías tiene la cerveza y de dónde provienen?
La cerveza aporta entre 43 y 45 calorías cada 100 ml. Es decir, cada vez que bebemos una botella o una pinta en un bar, estás ingiriendo alrededor de 200 calorías que provienen, casi en su totalidad, del alcohol. Solo a modo de referencia, una manzana puede representar aproximadamente 50 calorías, mientras que cada gramo de alcohol ingerido nos aporta 7 calorías.
En el caso de la cerveza, el alcohol se obtiene de la fermentación de los azúcares extraídos de los granos que se usan en su elaboración, principalmente la cebada malteada. A las calorías que provienen del alcohol se las denomina “calorías vacías” porque, más allá del aporte energético, no brindan nutrientes beneficiosos para el organismo.
Sin embargo, la cerveza (y también el vino), a diferencia de otras bebidas alcohólicas, sí aporta nutrientes importantes para el organismo en forma de carbohidratos, proteínas, vitaminas esenciales y, en menor medida, minerales. La cerveza también es generosa al proporcionar una buena cantidad de microorganismos, siempre y cuando la cerveza no esté pasteurizada.
Los carbohidratos (azúcares) también aportan calorías. En las cervezas se los denomina “azúcares residuales” y son importantes porque influyen de manera directa en la estructura y el perfil de la cerveza. Son los que determinan el cuerpo, la textura y el sabor de la bebida.
Con todo esto, ya podemos inferir que una cerveza baja en calorías debe, necesariamente, ser una cerveza baja en alcohol y con la menor cantidad de azúcar residual posible. Ahora veamos cómo se logra esto.
¿Cómo se hacen las cervezas bajas calorías?
Para elaborar cerveza necesitamos partir del grano, en este caso la cebada. Una vez cosechado, el cereal debe ser malteado (básicamente germinado y secado o tostado, de acuerdo con las características finales que se le quieran atribuir), luego molido y macerado, para llegar a obtener el mosto.
En la etapa final, el mosto es hervido y, una vez enfriado a la temperatura adecuada, es inoculado con las levaduras que realizarán la fermentación a partir de los azúcares obtenidos en la maceración.
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Par lograr cervezas más bajas en calorías, debemos obtener un mosto de características químicas óptimas para que las levaduras puedan fermentar (comer) la mayor cantidad de azúcares disueltas en él. Los procedimientos más comunes son el agregado de carbohidratos altamente fermentables, la adición de ciertas enzimas y la utilización de levaduras especiales diseñadas para procesar más y mejor los distintos tipos de azúcares residuales.
Lo que se hace es limpiar a la cerveza de todos los componentes que les aportan las sutilezas organolépticas. Por esta razón algunas de las cervezas bajas en calorías pierden mucho en intensidad, aroma y gusto. Son cervezas ultralivianas, limpias y refrescantes, y se las debe tomar bien frías.
Pero también hay otra forma de tener cervezas bajas en azúcar sin perder las características organolépticas. Y es el tiempo de fermentación en ves de dejar la levadura Lager por 15 días, como hacen la mayoría de los maestros cerveceros, se deja 60 días y en las levaduras Ale 35 y de este modo obtenemos cervezas secas, es decir con menos azúcar, por que al dejar la levadura durante mas tiempo de fermentación se come todo los azucares que se puede consumir y la cerveza al beberla nos seca la lengua, nos pone a salivar por que nos limpia el paladar y contiene su intensidad aroma y sabor.
Ósea la clave en un alimento siempre está en la naturaleza, en tomarnos el tiempo en no cortar sus ciclos de 60 días de alimentación de la levadura a 15 días, para obtener mayor rentabilidad. Al igual que no ingresar químicos a la cerveza como edulcorantes para disminuir el azúcar y crear cervezas light que supuestamente tienen menos calorías, pero tienen químicos como los edulcorantes que nos pueden enfermar a la larga por el exceso de su consumo.